En esta entrada viajamos a Oriente de la mano de Marco Polo y Carmen M.
Explorador
y mercader veneciano. Su padre (Nicolás Polo) y su tío, miembros de una ilustre
familia de mercaderes de la próspera República Veneciana, ambicionaban
comerciar con el pueblo tártaro de Oriente.
Ambos hermanos emprendieron
conjuntamente una expedición hacia Oriente en el año 1255; cuando hubo noticias
de la llegada de los mercaderes al territorio, el emperador mongol Kubilai Kan
los mandó llamar, dado que la presencia de unos latinos constituía un hecho
extraordinario. Durante catorce años permanecieron entre los mongoles. De
regreso, los Polo actuaron como embajadores del emperador y visitaron al Papa
en su nombre, para transmitirle el deseo de Kubilai Kan de que éste enviara
sabios y sacerdotes a visitar su Imperio.
En el año 1271 y con
la bendición de Gregorio X, los Polo, incluido Marco, que a la sazón contaba
diecisiete años, comenzaron su segundo viaje por tierras orientales.
Atravesaron Israel, Armenia, llegaron a las regiones de la actual Georgia y
luego al golfo Pérsico. Desde allí remontaron hacia el norte, cruzaron Persia y
después se adentraron en las montañas de Asia Central, siguiendo el itinerario
de la ruta de la seda. La travesía del Pamir los condujo a los dominios del
Gran Kan. Tras superar los desiertos que rodean Lob Nor llegaron a Kancheu, la
primera ciudad realmente china, donde establecieron contacto con una
civilización que practicaba una religión casi desconocida para Occidente, el
budismo; permanecieron en el lugar un año, durante el cual se dedicaron al
comercio.
Reemprendieron entonces el viaje,
acompañados de una escolta enviada por el Gran Kan para conducirles al nordeste
de Pekín, donde el emperador tenía su residencia de verano. Pronto el soberano
tomó a Marco Polo bajo su protección personal, le demostró una confianza
absoluta, y le comenzó a asignar todo tipo de misiones: así, por ejemplo,
ingresó en el cuerpo diplomático de la corte y se convirtió en gobernador, por
tres años, de la ciudad de Yangzhou. Su padre y su tío se dedicaron a los
negocios, al tiempo que actuaban como consejeros militares de Kubilai Kan.
Se desconocen los
detalles de este período de la vida de Marco Polo; sin
embargo, mientras permaneció al servicio de Kubilai Kan, tuvo oportunidad de
viajar por todo el territorio de la dinastía mongol, que por entonces se
hallaba en pleno apogeo, y adquirir conocimientos sobre la cultura y las
costumbres de China. Destacaban el esplendor de la capital, su organización
administrativa y la de todo el país, el sistema de correos, la construcción de
obras públicas, el trabajo artesanal de la seda y el uso de papel moneda.
Ruta seguida:
-Salida de Venecia.
-Desembarco en Acre.
-Marcha a través del Creciente
Fértil hasta llegar a Tabriz.
-Llega a la capital imperial en
Pekín
-Atraviesa China hasta llegar a
Pagán, en Birmania.
-Vuelve a Pekín, donde se inicia
el viaje de vuelta.
-Marcha hacia sur a Yangzhou.
-Embarco en Zaitun.
-Rodeo de las costas de China
meridional, Indochina, Malaca y Sumatra.
-Cruza el Golfo de Bengala hasta
Ceilán y sigue la costa de la India hasta la Península de Kathiawar.
-Desembarco final en Ormuz y
nuevo regreso a Tabriz.
-Cruza el Cáucaso y embarca de
nuevo en Trebisonda.
-Recala nuevamente en
Constantinopla y regresa finalmente a Venecia.
Cuando la familia Polo manifestó
el deseo de partir, Kubilai Kan no se opuso, aunque les confió aún una última
misión: escoltar hasta Persia, en un trayecto por vía marítima, a una princesa
china que iba a casarse con un kan persa. En el año 1295 los Polo llegaron a
Italia, donde fueron recibidos con tantas muestras de interés como de
incredulidad, por lo que se vieron obligados a exponer sus riquezas para que la
gente creyera sus historias.
Más adelante, en el transcurso de
una batalla naval entre las flotas de Génova y Venecia, Marco Polo, capitán de
una galera veneciana, fue capturado por los genoveses. Durante los tres años
que permaneció prisionero dictó el relato de su viaje a un compañero, escritor
de profesión. El material se recopiló bajo el título de El descubrimiento del
mundo, también conocido como El millón o Libro de las maravillas del mundo.
Estas narraciones constituyen el primer testimonio fidedigno del modo de vida
de la civilización china, de sus mitos y sus riquezas, así como de las costumbres
de sus países vecinos, Siam (Tailandia), Japón, Java, Cochinchina (que
corresponde a una parte de Vietnam), Ceilán (hoy Sri Lanka), Tíbet, India y
Birmania.
Impacto histórico
Aunque los Polo no fueron en
forma alguna los primeros europeos en llegar a China por tierra (considérese
por ejemplo a Juan de Plano Carpini así como la única delegación romana que
partió a la China con objeto de establecer relaciones diplomáticas entre Roma y
China), gracias al libro de Marco su viaje fue el primero en conocerse
ampliamente y el mejor documentado hasta entonces.
La leyenda cuenta que Marco Polo
introdujo en Italia algunos productos de China, entre ellos los helados, la
piñata y la pasta, especialmente los espaguetis. Sin embargo, esta leyenda está
muy cuestionada. Por ejemplo, hay pruebas de que la pasta era conocida en
Grecia e Italia desde la antigüedad. En la España árabe hay referencias
escritas acerca de los fideos (llamados entonces aletría) desde el siglo XII.
El libro escrito por Marco Polo,
a pesar de que muchas de sus aseveraciones, en su época, se pusieron en duda,
inspiró a muchos viajeros y exploradores. El mismo Cristóbal Colón tenía una
copia, con anotaciones manuscritas suyas en los márgenes, que todavía se
conserva.
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